Chopin.

17 junio 2016

Hay una gran diferencia...

Cada día damos las gracias más de veinte veces. Las damos cara a cara, por teléfono, por correo electrónico, con mensajes, etc. Muchas veces lo hacemos de forma automática, sin casi darnos cuenta. La pregunta es: ¿cuántas de estas veces somos capaces de mostrar de verdad gratitud?
"Solo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud" (Jean de la Bruyère)
Hay una gran diferencia entre dar las gracias y mostrar nuestro agradecimiento. Dar las gracias es una respuesta espontánea, automática, un convencionalismo social que por educación y por cordialidad hacemos de “oficio”. Es una expresión que ante algo que han hecho por nosotros cierra el círculo, pero a menudo lo cierra en falso. Porque hecho el formulismo, podemos pensar que ya hemos agradecido lo que hayan hecho por nosotros y puede que esta impresión no sea cierta en absoluto.
Hay muchos "gracias" que saben a pura hipocresía, de esos que uno ya descubre con solo oírlos que no hay detrás de ellos ni la más mínima intención de gratitud. Y estos son los que deberíamos evitar a toda costa.
Mostrar nuestro agradecimiento va mucho más allá de pronunciar la palabra mágica "gracias": es mostrarle a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por nosotros o lo que nos ha dado. Y en esto los convencionalismos no ayudan. Con la sobreutilizada expresión "gracias" no tenemos bastante, porque su utilización automática (más de veinte veces al día) la ha vaciado de contenido. Es necesario encontrar nuevas formas de mostrar a las personas el sentimiento de agradecimiento auténtico.
"Mientras los ríos corran al mar y haya estrellas en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido" (Virgilio)
Para mostrar al otro nuestra gratitud, los pequeños detalles son mucho más eficaces que las palabras, y mucho más indicados para transmitir nuestro sentimiento. El reto es: ¿cómo podemos hacer sentir al otro que le estamos agradecidos de verdad? ¿Cómo podemos mostrarle que ocupa un pequeño espacio en nuestro corazón y en nuestro pensamiento?
Es imprescindible pensar en gestos que, conectados con aquello que hemos recibido, lleguen al otro.
Recibir el agradecimiento por algo que hemos hecho es sin duda agradable, y es bueno que lo disfrutemos. Pero no debemos necesariamente contar con ello, y sobre todo no debemos depender de ello.
Si dependemos de los agradecimientos de los demás, nos exponemos a constantes frustraciones.
Hay gente que hace favores a los demás para que le den las gracias. Es su alimento emocional, lo que le llena y le da energía. Y, claro, cuando no lo reciben se indignan: ¿cómo puede ser que no me den las gracias?
Estos comportamientos son un claro signo de dependencia: aquellos que actúan así necesitan y dependen del agradecimiento de los demás, cosa que inevitablemente les acarreará problemas.
Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hacemos un favor?, ¿porque así lo sentimos y está en nuestra forma de ser, o porque esperamos con ello obtener el reconocimiento de los otros?
Si lo hacemos por convicción, no debemos esperar la gratitud del otro. Si llega, la recibiremos con ilusión. Si no la hay, nos reconfortará la sensación de que hemos hecho exactamente lo que queríamos hacer, porque no esperábamos nada por ello.
Cada mensaje de gratitud es, si está bien expresado, no solo necesario, sino extremadamente valioso para mantener las relaciones.
¿Cuántos agradecimientos Hemos dejado en el camino?
"Cuando bebas agua, recuerda la fuente" (proverbio chino)
Muchos de nosotros raramente dejamos de dar las gracias, pero muy frecuentemente nos saltamos el agradecimiento. Busquemos a nuestro alrededor a quien ha hecho recientemente algo por nosotros que ha sido importante. Y busquemos una forma creativa de mostrarle nuestro agradecimiento. Hagámoslo por ellos, pero también por nosotros. Porque agradecer es a menudo tan gratificante como recibir.
Con estos gestos, vayamos saldando la deuda de tantos años en los que nos hemos limitado a dar tantos y tan educados ¡gracias!


Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...