Chopin.

24 diciembre 2014

Navidad sensación sublime. Uno se deje llevar por el sol naciente, se predispone a saborear las esencias de los deseos. También Navidad es un deseo, que nos fuerza a amar.

Las palabras de Navidad son ese mimo que todo corazón busca, ese impulso a nacer con ese Niño, que se hace tan nuestro, tan próximo, que podemos tratarle como un recién nacido. ¡Qué mejor consuelo para el rostro sufriente del planeta que el alma de un niño! Un niño que reconoce a la madre  por la sonrisa. Un niño que conserva el alma de poeta en un mundo cósmico. Un niño al que, con una pizca de ternura, le ganas el corazón.

En la palabra Navidad, sin duda, nace la luz que mejor nos alumbra. Calienta pero no quema. Alumbra pero no encandila. Consecuentemente, ningún ser humano se le resiste. Junto al recién nacido nos sorprende la memoria de saber que yo también existo y que cohabito con el niño que nos pertenece de por vida. ¡Qué ningún adulto mate a su niño, al niño que le sostiene! Junto al recién nacido también nos asombran las gentes que se donan. Humanizan lo de ser humano con el humano ser. 

Junto al recién nacido más que comprender la vida se desea vivirla. Junto al recién nacido la vida es tan dulce que abre las ganas de comerse el mundo a versos. Lo auténtico siempre sale de adentro como las hondas palabras y los hondos latidos. 

La palabra  Navidad se mueve a su son y se conmueve con su ingenio. Junto al recién nacido, se aprende que la vida es demasiado corta para dilapidarla. No se puede abandonar el deber de saber vivir. Cuánto más se vive, más naciente se vuelve la savia. 

El amor, que todo lo alcanza, también engrandece el silencio; un sigilo que nos habla de paz, algo que precisamos como el pan de cada día, para no desfallecer en el camino. 

La paz en la palabra Navidad sabe a gloria. Ella siempre cuida más el alma que el cuerpo. Desparrama miles de gestos, tales como la comprensión, algo tan preciso como necesario para la convivencia. Sonrisas, que es también una forma de tender una mano, de llegar al corazón de las gentes. 

Navidad sólo entiende de expresiones certeras, no fabrica armas, sólo sueños, y sueños de corazón. ¿Sin ilusión el mundo que sería? Propaga una cultura de vida y una cultura de concordia. Bienvenido este cultivo. El mundo tiene necesidad de dejarse querer por estas genuinas palabras pacificadoras y pacifistas. 

Existe un sentimiento que acompaña a la humanidad desde sus principios y que está presente en todos los rincones del planeta, es el sentido de fraternización navideño. Se acentúa por este tiempo y celebramos que así sea. El espíritu de fraternidad es fundamental.

Hoy más que nunca los problemas humanos nos desbordan, con su complejidad e implicaciones, Sabemos que sólo en un mundo de personas sinceras es posible la unión, pero cada ciudadano somos un mundo y complicamos esa alianza que todos requerimos. Considero, que descubriendo la Navidad, podemos caer en la cuenta, que lo vergonzoso no es nacer pobre, sino llegar a ser un pobre hombre por nuestras viles acciones. 

Con solo leer la palabra Navidad debiéramos cambiar de actitudes. Si el peligro mayor que corren las personas creyentes es reducir la Navidad a una secuencia de ritos y de fórmulas, repetidas hasta la saciedad, pero sin reflejo alguno en sus vidas; para las personas no creyentes cerrarse al asombro de la vida, no estremecerse por nada, es tan torpe como mezquino, puesto que en el fondo son las relaciones interpersonales las que dan conciencia de vida.

 El mundo no es mundo mientras no vibren sus moradores ante lo que describen las originales sonrisas de Navidad. Cantan el don de la vida, cuestión que afecta a todo ser humano, lo que ha de estimularnos a abrir el baúl de los afectos. 
El sentimiento me dice que la Navidad es el encuentro con un recién nacido que llora en una gruta miserable, y, ¿cómo no pensar en tantos niñosen las mismas circunstancias?.
 El sentimiento me indica que la Navidad es el reencuentro con las familias, y, ¿cómo no pensar en tantas familias separadas? 
El sentimiento me indica que la Navidad es el amor de amar  y, ¿cómo no pensar en los que laboran el odio? 
El sentimiento me expresa que la Navidad es el cuadro más bello jamás pintado, y, ¿cómo no pensar en aquellos a los que nada les maravilla? 
No nos confundamos, la palabra Navidad no se compra ni se vende, es del alma; y, las cosas que nacen interiormente, son para vivirlas, sentirlas y pensarlas. Reducir Navidad a una mera ocasión comercial de compras e intercambio de regalos, es una mayúscula equivocación, tanto para piadosos como para incrédulos.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...