Chopin.

25 abril 2014

Una mano tuya está subiendo por mi cuello, tocando detrás de mi oído, enredándose en mi pelo suelto... y yo la busco con mi boca: rosa recién abierta, recién amanecida.
La otra atrapa mi nuca, reteniéndome sin forzar absolutamente ningún área de mi voluntad entregada.
Tus ojos oscuros, me están hablando  en un silencio desquiciado de pasiones, mientras un vaho imperceptible y conocido, nos humedece y nos obliga a permanecer unidos, y tu pupila urgente y soñadora, recorre las veredas de la pasión  con deliciosa premura.
Tu boca...  ,bendita sea tu boca,  pegada a mi oído antes, destilando sus sonidos; y el beso húmedo  que de ella ahora emana, es un profundo secreto que en mi confías, y mi excusa perfecta para seguir este viaje embriagante de los sentidos, que no quiere, porque no puede, detenerse ahora.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...