Chopin.

28 abril 2014

Mis alas se agitan con la suavidad que se agita el deseo en mi cuerpo y mi corazón lo hace  de la misma manera, acompaña mis sentimientos. El colorido de mi atavío embellece la fragilidad de mis movimientos, cuando danzo entre flores perfumadas, a la luz del sol en días de primavera. Y en la crisálida de mi intimidad me cobijaré serena para sentir tu esencia, llena de vibraciones, que recorrerán de extremo a extremo cruzando mi piel. En mi vuelo suspenderé el tiempo como se suspende el roce al amar, desafiando mi cuerpo libre la brisa ligera entre el ensueño de la humedad matinal. Como mariposa que revolotea en tu jardín,  reflejaré la delicadeza de mi vuelo en tu mirada, y  ese dulce  néctar que bebo lo hago parte de mi alma.



Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...