Chopin.

01 abril 2014

Me regalas  caricias envueltas en palabras sólo amparado en ese tierno susurro tuyo que me nombra como tu dulce niña. Quiero que respires, que saborees y sientas dulces besos que mis labios dibujan para ti, como si en tu boca llovieran gotas de miel. Arrulla este sueño, yo arrullo tus deseos al menos por una mañana de un azulado día, allí por un instante a tu lado. Las aves cantarán claras melodías y pondrán la música que adorne el momento, porque en el profundo azul de tu cielo se bañan mis versos. Como delfines traviesos que se mecen confiados entre las olas, así quiero mecerme en tu cuerpo agitado apenas por el fresco aliento. Te regalo envuelto en un sentimiento, imaginando tener el privilegio, al menos por una mañana. Entro sigilosamente como brisa por tu ventana con el atrevimiento de un niño y si llego a rozar tu corazón, sólo conservame dentro.




Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...