Chopin.

26 marzo 2014

Mi cuerpo en la entrega se libera para viajar tomada de la mano con la imaginación que transporta con magia mis sentidos a un lugar lejano y anhelado. El deseo prontamente despierta entre aromas de fresca naturaleza con la complicidad del encuentro y sin espera inquieta que duela. Me dejo llevar, y todo el caudal contenido se desborda, el tiempo pierde su medida y el cielo antes gris se tiñe de azules profundos. Cuando el sol ilumina con su primer roce me acaricia cual flor en el jardín haciendo que las sensaciones guardadas fluyan por mis relieves como cascada. El vibrar de mi cuerpo escapa a mi voluntad descubriendo  con sorpresa tu esencia, sintiéndome viva  en sensaciones. La tranquilidad me acuna entre sus brazos, el espacio vacío con tu sonrisa se llena y el relajo ausente de cada noche vuelve a ser amparo con cálidas caricias.



Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...