Chopin.

14 febrero 2014

Y vi nuevamente en tu rostro sereno la calidez de tu entrega, el placer de lo prohibido y la dulzura de tu esencia, me perdí en el oleaje de tus ojos, en la intensidad de tus caricias en el susurro de tus besos, me hice un sendero  para caminar contigo, descalzos, con los sentimientos expuestos y el placer de los impulsos, me volví de tus brazos prisionera y de la tibieza de tus dedos, bebí el néctar de tus sueños.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...