Chopin.

19 febrero 2014

Llévame en la seguridad de tus brazos a ese lugar donde nuestras almas pegadas se puedan amar, ajenas a esa envoltura mortal que contamina y de nuestra unión terrena sólo el amor germine. Condúceme a través de los cielos más hermosos y cálidos bosques de noches húmedas sin fin, con el deseo infinito de probar que la magia es cómplice al tocarnos. Allí donde el goce no pierde tiempo al expresarse en mi cuerpo desnudo convertido en el tuyo, entre el brillo cegador de tus ojos iluminando con delicia el anochecer más oscuro. Dame desde el fuego eterno de tus labios los besos candentes que encienden mi pasión, ata con las caricias de tus manos lazos que unan sin correas a ti mi corazón. Acalla el hambre por devorar  la mañana fresca rociada sobre ti, dejando en mi la memoria de tu tacto y las estrellas rendidas a nuestros pies. Envuélveme en un protector abrazo, aprieta contra el tuyo mi pecho alterado, siénteme mi amor, recuéstate en mi regazo, recibe en cada célula de tu piel lo que para ti he guardado.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...