Chopin.

28 febrero 2014

El deseo como encuentro, lo pasional como pretexto arrullando caricias y susurros de dulce aliento sin reloj que consuma el tiempo invisible y ajeno cuando para acallar la realidad la noche se llena de sueños. Mis labios reconocen el por qué de tu nombre con el néctar que derramado desviste tu cuerpo, chocolate y fresa aromas que nos mecen entre ellos derritiendo los besos en ardiente piel que sabe a miel. El día querrá no despertar, pero nacerá al calor de las caricias las miradas devorándose con ansias y súplicas tatuándose en la memoria como perfume que embriaga e invita a oler las ganas por probar, saborear, saciar. Diluyeme con tu boca de agua que antes de silenciarte con mi cuerpo silencio tus labios con un lento beso, porque las palabras sobran cuando se expresa el deseo.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...