Chopin.

27 diciembre 2013

Desapego.

Cuantas ataduras a uno lo llevan a inmovilizarse y por eso decidí soltarlas, este desapego que no es abandono sino amor incondicional, es consecuencia de que he logrado comprender por experiencia propia que nada ni nadie puede hacernos mas felices, más "grandes" o mejores, pues quien aprende a vivir con lo que tiene y no siente temor de perderlo se puede considerar verdaderamente libre. 

En nuestro interior, dentro de cada uno de nosotros, se esconde una herramienta poderosa que debemos poner en práctica y es la de la generosidad del amor, pero necesitaba un impulso, una voz que dijera empieza de nuevo... y es por eso que aprendí a escuchar mi cerebro, mi corazón y a cada pedacito de mi yo interno, y así comencé a sentir nuevas sensaciones y cada sensación involucraba a mi piel con un sentimiento, erizándola, entre risas, amor, felicidad y pasión. 

Aprendí a deleitarme de las gotas del rocío y de la lluvia, que fue mi medicina de reconciliación a la vida, también de esa tarde de invierno que hizo brillar mis ojos haciéndome sentir renacida. 

Este año tengo más que agradecer que pedir, aprendí a fluir sin dolor ni remordimiento, esa lucha constante que tenía en contra de lo que no tenía que ser, porque creía que no era justo, ahora sé que todo lo que ocurre es porque así tiene que ser. 

Hoy estoy segura de lo que significa amor, aprenderme amar fue mi gran tarea, amo mi cuerpo tal y como es, mi mente y sus locuras, valoro cada día, cada suceso y momento de cada sentir de la vida, de mi vida, en alma y espíritu. 

Las batallas que creía perdidas ahora son aprendizajes que rompen paradigmas incontrolables de grandeza y brillantez. 

Hoy he decidido brillar, compartir, unificar, reír, soñar, realizar y volver amar, aventurarme a la barca del otro lado de la luna con mis sueños sin límites. 

Tengo mucho que agradecer a la vida y a mi ser, y también al amor, pues nos da equilibrio. 

Le doy la bienvenida a quien tenga que llegar para mi formación de este nuevo ciclo y despido con amor a quien tenga que partir. 

Gracias por sus enseñanzas y gracias a la vida. 

No fue el olvido por sanar, No fue el olvido por querer olvidar. Fue porque así tenía que ser.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...