Chopin.

21 octubre 2013

Tengo una sensación de vacío, y el sabor amargo del olvido, un llanto sin sentido y la compañía de la tristeza, el peso de la soledad quebranta lentamente mi existencia, es implacable, me nubla, mi corazón se queda sin latidos, mis manos se aferran a los recuerdos, y me devora el abismo, el pasado se fue, el tiempo consumió esos momentos, me envuelve la oscuridad, la noche no avanza, estoy ciega de desesperanza, a cada paso que doy le sigue una caída, y luego el dolor, dolor de hastío, dolor de impotencia, dolor que me mata, el silencio me atormenta con su indiferencia, mis gritos de clemencia rebotan contra la pared y el eco me los regresa, mis oídos estallan con el ruido ensordecedor de la quietud, el sonido de la nada me turba, el fantasma del destino me toma entre sus brazos, mi espíritu exhausto y mi alma sin aliento se abrigan en su frío abrazo, ya no siento nada, ni dolor, ni dudas, ni desesperanza, como quisiera que su rostro y su mirada hoy intangibles me devuelvan la calma, cierro los ojos y le tomo de la mano, pero .... al final, todo se acaba.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...