Chopin.

06 septiembre 2013

Un día como cualquiera decidí…

Y así después de tanto esperar, un día como cualquier otro decidí triunfar… no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas, ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, en cada desierto la oportunidad de encontrar un oasis, ver cada noche como un misterio a resolver y cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarse, dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui. Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir y que el mejor triunfo que puedo tener, es el derecho de llamar a alguien “Amiga”. Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, “el amor es una filosofía de vida”. Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente y también aprendí que de nada sirve ser luz si esta no ilumina. Aquel día decidí cambiar tantas cosas… Aquel día aprendí que los sueños debo llevarlos a la realidad. Y desde aquel día ya no duermo para descansar… ahora simplemente duermo para soñar.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...